¿Amas la publicidad?
Hablaré por mí, yo tengo sentimientos encontrados hacia la publicidad, es una carrera en que el ego está siempre en medio de lo que quieres hacer, de lo que tienes que hacer y de lo que terminas haciendo. En un mismo día puedes sentirte glorioso, frustrado, contento, molesto, decepcionado, ultrajado y terminas el día festejando, así o en el sentido inverso, los cinco días de la semana (si te va bien).
Lo que me enamora de esta profesión es lo que aprendes de ella, conoces los ingredientes mágicos que tiene un pastel, lo que puede hacer por ti una bebida isotónica y la cantidad de huevos que produce una empresa avícola al día. Entras a lugares donde pocos entran, como un quirófano para filmar el comercial de un hospital, eres el primero en probar productos que nadie sabe que existen. Sabes antes que nadie los features de teléfonos y conoces los mejores productos de cada categoría (según el brief).
Aunque mi ego como "creativo" es enorme, no espero reconocimiento de la sociedad, ni que mi rostro termine en la portada de alguna revista de dominio público, rara vez las personas voltean a ver un anuncio, imagina su deseo de ver a su autor. Los publicistas somos artistas anónimos ¿dije artistas?.
Amar la publicidad, cuesta trabajo. Porque es una prostituta, manipulada por cientos de opiniones, expertos, estudios y tendencias. Que nace pura, con ilusiones y termina siendo ignorada en un aparador urbano.
Pero aún así, yo amo lo que hago. Amo la publicidad como desde el primer día que vi una frase mía en un flyer impreso. Cuando veo un comercial de televisión al aire, veo todo lo que tuvo que pasar para estar ahí. Busco con ilusión en las redes sociales palabras referentes a mi anuncio de radio. Amo el inicio de cada proyecto, es una hoja en blanco que no conoce el mundo y el mundo no conoce lo que se va a plasmar ahí.
Querido amigo lector, que amas la publicidad, este día de San Valentín es un buen día para decirle cuanto la quieres.
Los quiero.
Gonzalo Jaime
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